"Es sólo en mi persona donde
reside el poder soberano, cuyo carácter propio
es el espíritu de consejo, de justicia y de razón;
es a mí a quien deben mis cortesanos su existencia
y su autoridad; la plenitud de su autoridad que ellos
no ejercen más que en mi nombre reside siempre
en mí y no puede volverse nunca contra mí;
sólo a mí pertenece el poder legislativo
sin dependencia y sin división; es por mi autoridad
que los oficiales de mi Corte proceden no a la formación,
sino al registro, a la publicación y a la ejecución
de la ley; el orden público emana de mí,
y los derechos y los intereses de la Nación, de
los que se suele hacer un cuerpo separado del Monarca,
están unidos necesariamente al mío y no
descansan más que en mis manos."
Discurso de Luis XV al Parlamento
de París el 3 de marzo de 1766.
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